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Sexología

El psicólogo habrá de evaluar los problemas sexuales y otros problemas posiblemente asociados.

El contexto social y cultural, la época de la que hablemos, los mitos, los tabúes, etc. hacen difícil establecer criterios generales que permitan delimitar la normalidad/anormalidad de una actividad sexual determinada. Por ello, el comportamiento y la actividad sexual son una de las áreas de la conducta humana más difícil de determinar en cuanto a lo que es o no correcto, es o no normal.

Las disfunciones sexuales aparecen cuando se producen alteraciones en alguna fase de la respuesta sexual. En la fase de deseo: aversión hacia la relación sexual; deseo sexual inhibido; bajo/exacerbado deseo sexual. En la fase de excitación: disfunción eréctil; excitación sexual inhibida. En la fase de orgasmo: eyaculación precoz; eyaculación retardada; ausencia de orgasmo; eyaculación sin orgasmo. En la fase de satisfacción sexual: problemas de frecuencia en las relaciones sexuales; problemas con la variedad de actividades sexuales, monotonía o insatisfacción sexual.

Debe quedar claro que el bienestar y la satisfacción no dependen de una conducta concreta, como realizar o no el coito, se trata, más bien, de un estado personal. Tampoco se deben establecer objetivos atendiendo a “logros” o “resultados”, como conseguir una erección o lograr un orgasmo, reduciendo el sexo a un par de factores que, por otro lado, pueden facilitar la aparición de ansiedad ante la interacción sexual, dándose así el 100% de los trastornos sexuales.

El psicólogo habrá de evaluar los problemas sexuales y otros problemas posiblemente asociados, y diseñar la intervención más adecuada para el caso concreto, informando al paciente de todo ello. La terapia sexual comenzará proporcionando información y educación sexual adecuada a los pacientes, para eliminar falsas creencias que pudieran estar influyendo en el problema.

No debemos olvidar la cantidad de mitos y falacias asociadas a nuestra sexualidad, lo que provoca en muchos casos una falsa explicación a nuestros problemas y unas expectativas muy alejadas de la realidad.

Como resumen, comentaremos que, en la mayoría de las ocasiones, será necesario intervenir en la respuesta de ansiedad asociada a las relaciones sexuales o a las actividades sexuales en general, aplicando las técnicas necesarias en cada caso en particular. Otro aspecto importante en la mayor parte de los tratamientos será la adquisición de habilidades de comunicación y la mejora de las relaciones generales de la propia pareja, en el caso de la que hubiese.

Existe una media de un 9% de la población con algún trastorno sexual. Hemos de tener en cuenta que no es común manifestar nuestras dudas, nuestros problemas o incidencias en nuestras relaciones sexuales, pero eso no ha de desanimarnos a buscar ayuda profesional, dado que las terapias orientadas a la mejora de nuestra sexualidad están muy desarrolladas y tienen un alto porcentaje de éxito tanto en hombres como en mujeres.

Problemática sexual:

  • Falta de deseo
  • Aversión al sexo
  • Anorgasmia, dispareunia
  • Disfunción eréctil
  • Eyaculación precoz o falta de la misma

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