A lo largo de nuestra vida, son muchas las ocasiones en las que podemos cometer un error, del tipo que sea.
No siempre nos torturamos por ellos, esto depende de la gravedad del error y de lo perfeccionistas y autoexigentes que seamos.
A más perfeccionista menos margen de error, con lo que de forma gradual generamos una baja tolerancia a la frustración. Qué es esto, pues ni más ni menos que la sensibilidad excesiva hacia aquello que nos resulta desagradable; contratiempos, molestias o demoras en la satisfacción de nuestros deseos…Esto es, cuando la impaciencia se adueña de nosotros y ante el primer error, la primera piedra en nuestro camino, nos asustamos y tiramos la toalla.
En ocasiones, la baja tolerancia a la frustración, genera efectos devastadores, porque nos desmotivamos y dejamos de luchar por conseguir nuestras metas. Nos empieza a dar miedo el error, y este miedo se adueña de nuestros pensamientos evitando incluso el que lo intentemos. Esto es lo peor: no intentarlo, porque si no lo intentamos nunca sabremos hasta dónde podríamos haber llegado.
A todos nos han dicho alguna vez que errar es de sabios, que en ocasiones el error es necesario porque a través de él aprendemos. Así es, si no ensayáramos, probablemente nunca llegaríamos a la meta. Sin experimentar, sin ensayar asumiendo el error como parte del ensayo, difícilmente conseguiríamos aquello que nos proponemos.
Por esto cuanto más toleremos a la frustración de no conseguirlo a la primera, más nos acercaremos a la meta final.
Pero no solo es este el efecto positivo del error, lo positivo de un fracaso en sí aún puede llevarnos a algo más, puesto que en ocasiones nos obliga a innovar, a hacer cosas diferentes, a buscar soluciones que sin habernos situado ante el fracaso quizás nunca nos hubiésemos planteado.
Es cierto que ante el fracaso todos nos asustamos, y por lo general pocos son los que vuelven a intentarlo. Pero en el intento a veces está el éxito.
Y por si no os lo creéis os dejo algunos ejemplos de personas influyentes y con éxito que lidiaron con el fracaso en sus vidas profesionales y tuvieron que errar primero, para luego triunfar:
1. Steve Jobs. El creador de Apple tuvo que pasar por distintos fracasos hasta alcanzar los logros que hoy conocemos. El primero: haber sido forzado a renunciar a la empresa que creó, en 1985. El segundo: luego de salir de Apple, desarrolló NeXT, una estación de computadora para educadores que debido a los altos precios, fracasó.
Sin embargo, Jobs no se quedó en la penumbra; siguió adelante hasta que Apple compró NeXT en 1996, trayéndolo de vuelta a la compañía. Una vez allí, creó el iPod y el iPad, haciendo de Apple una de las empresas más exitosas de las 500 de Fortune en la década pasada.
2. Bill Gates. Microsoft nació de un emprendimiento fallido. Mientras estudiaba bachillerato en los 70, Bill Gates y Paul Allen desarrollaron Traf-O-Data, un programa que leía datos crudos de contadores de tráfico. Pero la idea fracasó cuando el estado de Washington ofreció tabular los datos gratuitamente.
Ahí, en lugar de rendirse, los dos emprendedores tuvieron otra idea: cómo escribir software para una computadora a la que no tenían acceso. Gates aplicó sus ocho principios de éxito y así nació una nueva startup llamada “Micro-Soft”.
3. Walt Disney. El pionero de las caricaturas de animación también sufrió de derrotas. Los problemas financieros que tuvo en los años 20 y 30, casi produjo la bancarrota de la empresa. Si no fuera poco, también perdió los derechos de unos de sus personaje populares Oswald the Lucky Rabbit.
Pero en lugar de rendirse, con el poco dinero que tenía, lanzó “Blancanieves y los siete enanos”; que salvó a la empresa en 1938.
4. Henry Ford. El padre de las cadenas de producción modernas de automóviles tuvo varios fracasos en sus comienzos. Antes de tener la Ford Motor Company, lo pasó mal con su antigua compañía Detroit Automobile.Co, ya sus automóviles fueron considerados muy caros y de poca calidad.
Pero en 1908, Ford lanzó el famoso Modelo T a un precio razonable, cuyas ventas anuales llegaron a los 250,000 dólares en 1914.
Estos son algunos ejemplos de superación ante los fracasos, de errores que acercaron al éxito, espero que os sirvan de inspiración y al menos los recordéis al pillaros queriendo tirar la toalla ante el primer error o imprevisto, intentando así ser más tolerantes a la frustración.
“La perfección es una pulida colección de errores”.
Mario Benedetti.
María Arias
MA Psicólogos
NºColegiada: O-02117