Desde MA Psicólogos, especialistas en niños, adolescentes y adultos, hoy vamos a hablar de cómo nos mostramos de cara a los demás y qué proyectamos ante ellos.
A veces, algo tan simple como pensar en nuestras virtudes, nos genera un gran esfuerzo. Sabemos perfectamente como es nuestra pareja, nuestros padres, amigos… pero en ocasiones no tenemos tan claro como somos nosotros. Claramente, tras un rato de introspección comienzan a surgir características que dicen cosas positivas acerca de nuestra personalidad. La siguiente cuestión a partir de este paso es… ¿realmente estamos mostrando esos aspectos a los demás? ¿Qué ven los demás en nosotros y en nuestro comportamiento?
Sin ninguna duda es maravilloso cuando nuestros puntos positivos coinciden con lo que los demás ven y valoran en nosotros. Pero no en todas las ocasiones es así. Existen múltiples casos en los que debido a la razón que sea, no estamos haciendo gala de esa virtud de manera que es muy poco probable que los demás puedan llegar a vislumbrarla y por ende valorarla. Esto tiene una lectura evidente, estamos dando pistas inadecuadas a los demás en cuanto a nuestra valía, características y forma de ver la vida.
Un ejemplo sencillo puede ser que nos consideremos una persona amable. Sin embargo, de cara a un desconocido, nuestro semblante es serio y cortante. Cierto es que aún no hemos hablado, pero la primera impresión de los demás, fácilmente irá encaminada a pensar que no estamos dándoles una gran bienvenida. Si trabajamos de cara al público, la situación incrementa las opciones de que nuestra valoración no sea la más laureada. Algo está fallando, ya que lo que estamos proyectando a los demás no coincide con nuestra “realidad”. Así pues, debemos revisar firmemente cómo actuamos y si ese comportamiento va en consonancia con nuestras creencias, valores y estilo relacional. Quizás así nos demos cuenta de que a veces cometemos este tipo de incoherencias, que una y otra vez afectan a nuestras vidas.
Para muestra un botón: Ronaldinho
Ya no es sólo tener una variable de personalidad que consideremos positiva, es hacer buen uso de ellas y mostrarla de forma adecuada para que no haya malentendidos. Alguien que ejemplifica esto de forma clara es el futbolista Ronaldinho. Un jugador de fútbol al que viéndole jugar, era más que evidente que se estaba divirtiendo, estaba pasándoselo bien y teniendo una actitud súper positiva. Independientemente de que fueses seguidor de su equipo o no, esa actitud era (y aún es aunque en ligas menores) incuestionable. El ejemplo de esta persona muestra como cuando nuestras variables personales positivas se muestran en consonancia y de forma correcta, sin duda estaremos proyectando a los demás el mensaje adecuado. De esta forma seremos valorados positivamente y muy probablemente nuestras relaciones sociales serán más sencillas y mejores.
¿Crees que estás mostrando adecuadamente tus virtudes? Piénsalo, analízate y sigue estos consejos.