Desde MA Psicólogos, especialistas en niños, adolescentes y adultos vamos a hablar acerca de la importancia de saber pasar página, y no quedarse anclado puntos concretos de nuestras vidas.
A lo largo de nuestras vidas suceden un montón de circunstancias y situaciones, unas más positivas y otras más negativas, que constituyen nuestra experiencia. Ante cualquier tipo de situación, aflorarán una serie de emociones, que serán factor clave en nuestro día a día. Cada uno afrontará esas situaciones de la mejor manera posible, si bien es cierto que los errores forman parte del camino, y que con el tiempo aprendemos a manejar mejor los momentos. Esas habilidades de afrontamiento son fundamentales para resolver conflictos. Afrontar, por tanto, se convierte en pieza elemental para buscar soluciones y no quedarse fijado en los problemas.
Precisamente ese es el punto que queremos fortalecer a través de estas líneas. Esas experiencias negativas vitales que nos suceden en ocasiones se enquistan y fomentan que nos centremos en ellas en forma de bucle, no siendo capaces de salir de ahí, y constituyendo un problema. Podemos afrontarlas mejor o peor, pero lo cierto es que todos hemos vivido circunstancias más potentes, que son difíciles de gestionar y superar.
Una vez que somos capaces de centrarnos en las posibles soluciones, estamos dando un paso de gigante, ya que a partir de ahí, nos estamos fijando en algo más allá del problema. Si pasado el tiempo no somos capaces de sacarnos esas experiencias de nuestros pensamientos, evidentemente no estamos siendo plenamente funcionales. Entendámonos, no se trata de olvidar, se trata de no anclarse. Un componente fundamental en inteligencia emocional tiene que ver con esta cualidad: pasar página.
Superar momentos difíciles nos ayuda a aprender y nos hace más fuertes.
Si no se trata de olvidar, y tampoco de tener constantemente en nuestros pensamientos, estamos hablando de otra cuestión. Esto es, ser conocedores de lo ocurrido, aprender a vivir con ello, y saber dirigir nuestra atención a otros estímulos y objetivos que sean más interesantes y prácticos en nuestras vidas. Superar momentos difíciles nos ayuda a aprender y nos hace más fuertes. De nada nos sirve martirizarnos recordando momentos duros o fatídicos. Si algo debemos hacer, es extraer un aprendizaje y llevarlo a la práctica en futuras ocasiones con el objetivo de afrontar mejor lo que la vida nos depare. Una palabra más que clave en este ámbito es “aceptar”. No debemos pasar por alto que aceptar no es comprender, es algo mucho más profundo.
No anclarnos, nos ayudará a seguir nuestro camino, a proponernos metas, a tener ilusiones. En algunas circunstancias esto se complica, pero ciertamente, toda situación bien enfocada y planteada puede tener mejor pronóstico. Saber pasar página tiene mucho que ver con relativizar la importancia de las cuestiones, con saber priorizar. En algunas circunstancias la intensidad de nuestras emociones nos impide ser “objetivos” y poder realizar esa priorización con razones. Debemos luchar por no razonar con emociones, sino con argumentos. Será la forma de dirigir nuestra atención hacia aquello que requiere nuestra concentración y esfuerzo. ¿Te atreves a intentarlo?