Desde MA Psicólogos, especialistas en niños, adolescentes y adultos, vamos a hablar sobre cómo actuar ante la incoherencia.
A las personas, por lo general nos gusta la certidumbre, el saber lo que va a ocurrir y tener sensación de control. Por decirlo de alguna manera nos sentimos seguros, y eso hace que la incertidumbre disminuya, lo que conlleva una menor ansiedad. En este sentido muchas son las variables que están relacionadas con dicha sensación de control. Hoy nos vamos a referir a ello dentro del plano social, específicamente en el trato relacional. Aquí destaca una cuestión para poder entender de una mejor manera nuestra comodidad y entendimiento con los demás: la coherencia.
Ser coherente se define como actuar sin contradicciones, con una relación lógica y por tanto consecuente con las posturas que ha mantenido con anterioridad. Si lo pensamos con profundidad es harto complicado ser 100% coherente a lo largo de una vida, ya que vamos creciendo y podemos cambiar en determinadas posturas, pero en lo entendido popularmente como coherencia, todos tenemos una perspectiva muy similar al respecto.
Confusión, dudas, rechazo
¿Qué ocurre cuando nos encontramos con incoherencias en el discurso o acciones de otras personas? Pues primeramente nos genera confusión, seguido de dudas y normalmente rechazo. Si esta persona defendía esto, o me había dicho esto otro… ¿por qué ahora dice o hace lo contrario? Si esto se repite en el tiempo, termina por convertirse en desconfianza y finalmente alejamiento. ¿Qué podemos hacer? En primer lugar debemos hacer autocrítica de la mejor manera posible para analizar si nosotros estamos siendo coherentes o no. De ahí parte todo, de darnos cuenta de qué aspectos están bajo nuestro control real de acción y responsabilizarnos de los mismos. Suena bonito pedir coherencia a los demás, pero si no lo estamos haciendo nosotros… la incoherencia alcanza niveles extraordinarios. A partir de ahí y aceptando que nadie es perfecto valorar hasta qué punto nos afecta la falta de coherencia de nuestro interlocutor y si nos interesa esa relación. Hablamos de funcionalidad, de entender con argumentos y razones las circunstancias y no dejarnos llevar por nuestras emociones. Es fundamental valorar todos los aspectos de la persona y no quedarnos con una parte concreta. De ese análisis saldrá la conveniencia o no del mantenimiento de esa relación.
Con la experiencia y el paso del tiempo vamos aprendiendo a gestionar estas cuestiones de una mejor manera, aunque sin duda la incoherencia es algo que suele molestar. Un aspecto de relevancia es pararnos a pensar qué importancia tiene dicha persona o acción en nuestro ranking de prioridades. Dicho de otra forma, cuánta importancia tiene. A veces tendemos a magnificar la relevancia de algunas situaciones, cuando bien pensadas no deberían de afectarnos hasta tal punto. Saber la importancia real y poner en su lugar esto ayudará a que seamos nosotros quienes decidamos lo que puede o no afectarnos más gravemente.
Solemos rodearnos de personas de nuestro agrado, y socialmente nos gusta estar cómodos con los demás. De nosotros depende ser y mostrar coherencia a los demás… y a nosotros mismos. Del mismo modo debemos gestionar esta variable con los demás. ¿Te atreves a poner en práctica estos consejos?