Desde MA Psicólogos, especialistas en terapia de pareja, os damos las claves para tener una relación sana, desde el respeto y la empatía.
La comunicación es la clave. Pero si no se cuida pueden generarse malentendidos, discusiones, enfados…
Habitualmente comunicarnos nos permite interactuar con los demás, entendernos y llegar a acuerdos. Es la base de cualquier relación y por supuesto de una relación sentimental sana.
En pareja muchas veces la descuidamos, dando por supuesto que “lo sabe”, “me entiende”, “se dará cuenta”… y la mayor parte las veces, si no lo comunicamos no se da. ¡Hay que hablar con nuestra pareja!
En la comunicación en pareja se añade un factor emocional muy potente. Por el que la salud de la relación depende en gran medida de cómo nos comuniquemos y cómo gestionamos esa parte emocional. Si hay un malentendido nos afecta más con nuestra pareja, puesto que no es cómodo estar enfadados. Si esperamos algo de nuestra pareja y no lo pedimos con lo cual no se da, la decepción es mayor que si nos ocurre con un vecino… El factor emocional pesa, intensificando el malestar.
Os damos algunas claves para que esto no ocurra
- No tener prisa. Cuando tenemos que hablar de temas importantes, nuestro primer enemigo es la prisa. No nos expresaremos adecuadamente y quedarán aspectos por tratar.
Buscar momentos adecuados, facilita la comunicación.
¡Siempre se puede encontrar un hueco!
- El cansancio. Vivimos a un ritmo altísimo. Habitualmente llegamos a casa agotados de la jornada laboral, demasiado cansados para expresarnos y abrimos emocionalmente.
Buscar esos momentos será de gran ayuda, para crear un clima de intimidad y confianza.
- Suponer. Quizás el peor de todos nuestros enemigos, dar las cosas por supuestas.
Preguntemos abiertamente, sin juzgar, contrastaremos nuestras creencias. Muchas circunstancias se solucionarán solamente con poner en práctica este sencillo hábito. Del mismo modo, hacer partícipe a nuestra pareja de lo que nos ocurre, mitigará sus suposiciones.
Que lo que nos ocurre en el día a día sea tema de conversación, alimentará la confianza.
- Es tan importante el mensaje como las formas. La manera en la que nos dirigimos a nuestra pareja hace que, aún teniendo la razón, la perdamos totalmente si gesticulamos, somos suspicaces, amenazamos, retamos… en definitiva si perdemos las formas.
Escoger las palabras desde la empatía, sin dejarnos llevar por la agresividad, ira… supone un antes y un después.
- No gritar, no insultar, no humillar. Derivado de la clave anterior, existen líneas rojas que no debemos cruzar.
El respeto hará que nuestra relación sea más sólida, incluso en momentos complicados.
- Ser asertivos. Hacer valer nuestros derechos y opiniones sin ofender ni descuidad la de nuestra pareja.
Respetar los turnos, decir que no, o mostrar desacuerdo, de buenas maneras y sin miedos. Dejar de decir algo por miedo a la reacción… es el principio de más problemas. Podemos no estar de acuerdo, pero debemos tratar cada tema con naturalidad.
- Llegar a acuerdos, negociar. Buscar puntos intermedios, no imponer… y sobre todo, ponerse en la piel de la otra persona. La empatía puede aumentar nuestra perspectiva haciendo que el número de discusiones descienda significativamente.
- No pretender que nuestra pareja sea como deseamos. Cambiar a nuestra pareja no es una buena idea (sobre todo si no tiene la intención de cambiar). Cuando comenzamos con una relación y nos enamoramos, se supone que es porque sus características nos gustan. Por supuesto que no van a gustarnos todas pero… ¡Debemos aceptar al otro! Es evidente que no estamos hablando de aceptar malos hábitos que socaven nuestros derechos, pero sí de entender la idiosincrasia de la otra persona. Todos tenemos fortalezas y debilidades.
- Tratar cada problema por separado. Puede desgastar, pero hará que no se sumen problemas y se conviertan en reproches que generan una bola de nieve difícil de parar.
Ponerlas en marcha va a fortalecer la relación y si hay problemas nos ayuda a solventarlos. ¡Haced la prueba!