Desde MA Psicólogos Oviedo, especialistas en terapia para niños, adolescentes y adultos hoy queremos hablaros sobre los perjuicios que conlleva el aislamiento cuando tenemos un problema o situación complicada.
Cuando nos enfrentamos a un problema existen muchas formas de reaccionar. Entendemos que en muchas ocasiones la primera respuesta sea introspectiva, siempre viene bien reflexionar sobre nosotros mismos y buscar así posibles soluciones. Pero quedarnos aislados permanentemente, nos hará entrar en bucle y muchas veces ver más grande el problema de lo que realmente es.
Con el paso del tiempo y la experiencia todos comenzamos a ser conscientes de que mirar hacia otro lado no resuelve la situación. Afrontar y enfrentar la circunstancia de una manera racional suele ser (si no es siempre) la manera más adecuada de hacerlo.
En los momentos de desasosiego e incertidumbre, hay una respuesta muy común que lo único que hace es empeorar las cosas o enquistarlas: aislarse.
En un primer instante, creemos que de esta manera todo pasará y ya volverá la normalidad, pero lo cierto es que los asuntos no tienden a resolverse solos y lo único que ocurrirá es que se cronificarán o empeorarán.
La respuesta de aislarse está muy unida al miedo, que debido a la parálisis que suscita, parece instarnos a escondernos para no enfrentarnos a aquello que tememos. Pero por ejemplo, si tenemos una deuda, aunque nos escondamos, la deuda no desaparecerá.
Durante la infancia comenzamos a enfrentarnos a situaciones cada vez más complejas, pero estamos respaldados por adultos, y poco a poco asumiremos que somos capaces de enfrentar situaciones difíciles. No se trata de que los mayores nos resuelvan todo, sino que nos generen un camino por el que transitar. Si hemos hecho algo mal nos enseñan a pedir disculpas, si nos da vergüenza saludar nos acompañan, si tenemos miedo están ahí… pero en el fondo no pueden hacerlo para siempre por nosotros.
Aislarse no es otra cosa que no afrontar, que procrastinar o postergar en una versión aún más perjudicial. Algo totalmente alejado de lo que debemos hacer: buscar soluciones. Por difícil o complejo que sea, buscar soluciones, con racionalidad y basándonos en argumentos sólidos es la vía para sacar circunstancias de este tipo adelante. Y sí, en eso consiste ser valiente, en un afrontamiento activo de lo que nos ocurra. Si lo hacemos en nuestro día a día con cierta regularidad, estaremos preparándonos para que cuando vengan momentos más complejos nos sintamos preparados o capaces para resolverlos.
De este modo, lejos de escondernos o aislarnos, debemos comenzar a afrontar, de menos a más, en lo cotidiano. Y además debemos valorarlo positivamente, ya que estaremos creciendo y mejorando como personas. Un proceso que lleva toda una vida… y en el que no estamos solos, muchas personas a nuestro alrededor estarán dispuestas a ayudarnos, darnos consejo y perspectiva o acompañarnos. ¿Vas a permitir que te ayuden?