Cómo afrontar un mal resultado médico

Desde MA Psicólogos Oviedo, especialistas en terapia para niños, adolescentes y adultos, vamos a hablar sobre cómo afrontar un mal resultado médico o diagnóstico negativo.

Ojalá nunca tengamos que hacerlo, pero lamentablemente si no es a nivel personal, probablemente tengamos que afrontar en algún momento de nuestras vidas un diagnóstico negativo a alguien de nuestro círculo más cercano.

No es agradable ni sencillo, pero vamos a tratar de daros las claves para hacerlo de la forma más funcional posible.

  • En primer lugar, debemos partir de la premisa de que es mejor saber que no saber. Aunque la ignorancia pueda protegernos, en el fondo no es ninguna solución, más si cabe cuando sabiendo podemos actuar para bien. Ante cualquier diagnóstico, lo primero que debemos hacer es estar bien informados y no tener dudas al respecto. Entender perfectamente de lo que se trata.
  • Aceptar la situación, sería el siguiente paso. Suena sencillo, pero es una de las partes más complejas: aceptar algo que no deseamos. Pero solo a través de este paso vamos a poder gestionar de la mejor manera las circunstancias. Realizar las pruebas pertinentes, descartar opciones y llegar al fondo de la situación tiene mucho que ver con nuestra actitud al respecto y con la responsabilidad. Actitud y responsabilidad que no alcanzaremos si no aceptamos lo que nos toca enfrentar.
  • Es en este momento donde se abren dos caminos: lo que depende de nosotros (lo que está en nuestra mano), y lo que no. Si para paliar el problema o dolencia podemos realizar cualquier tipo de cambio en nuestros hábitos, rutinas, ayuda psicológica a la persona en cuestión o en otro sentido tomar cierta medicación, tenemos una vía de acción. Siempre que podamos hacer algo, debemos luchar contra la procrastinación para ponernos en marcha. De no hacerlo, nos lamentaremos en un tiempo, bien sea ante la cuestión sanitaria o ante la relativa a la conciencia. La salud debe ser la prioridad máxima, de forma que no debemos buscar excusas al respecto.
  • Por otro lado, está asumir que en ocasiones no depende de nosotros, no siempre tenemos todo el poder de acción que nos gustaría. Hay diagnósticos donde desafortunadamente no podemos cambiar nada, o es poco el margen de mejora. No estamos hablando solo de los más trágicos donde existen enfermedades incurables. Hablamos de enfermedades y dolencias crónicas que limiten o condicionen nuestro día a día, donde de alguna manera no podamos seguir con el ritmo habitual que teníamos. Aquí tenemos que volver a hablar de la aceptación, ya que solamente a través de este mecanismo llegaremos a buen puerto. Pasaremos por diversas estaciones como la rabia, la desesperación, la frustración… pero para tener calidad de vida debemos asumir la realidad de forma racional y a partir de ahí ver nuestras opciones, adaptarnos. Opciones siempre vistas con ese criterio argumental, que no se deje llevar por la parte emocional, ya que esta última normalmente no será de ayuda.

Bien sea para nosotros mismos o para nuestros seres queridos, el buen manejo de un diagnóstico marcará la diferencia. Se trata de afrontar lo que ocurra de una manera activa, sabiendo que, independientemente de las razones que hayan tenido que ver con el problema, no podemos dar marcha atrás y sólo nos queda mirar hacia adelante. Esa mirada no exenta de preocupaciones, será mucho más provechosa cuando enfrentemos la situación desde un criterio objetivo, sabiendo cuáles son los pasos a dar y cómo hacerlo. Apoyarse en los profesionales y sus directrices es elemental, así como apoyar y saber recibir apoyo por parte de los nuestros.

La vida nos coloca ante un montón de circunstancias no deseadas. Negándonoslas, no estaremos arreglando nada. Debemos afrontar desde la razón, trabajando en nuestras emociones y enfocándolas adecuadamente.

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