Desde MA Psicólogos Oviedo, especialistas en terapia para niños, adolescentes y terapia familiar, hoy queremos hablaros sobre la práctica perjudicial de calmar a nuestros niños con el móvil o tablet.
Algo a lo que en MA Psicólogos Oviedo acostumbramos a trabajar con los más pequeños y también con sus padres, y algo también que cada vez vemos más habitual allá dónde estemos; la calle, un restaurante, los parques…
Por desgracia, se ha convertido en una práctica habitual cuando nuestros niños tienen un momento de desasosiego, inestabilidad o simplemente queremos un rato para nosotros…
Les damos el móvil para que estén entretenidos. Pero… ¿Hasta qué punto esto es positivo para ellos?
Queremos comenzar diciendo que esto no es una cruzada contra las nuevas tecnologías, ni mucho menos, pero sí un alegato para poner en contexto el buen uso de las mismas.
Un buen uso de las pantallas desde un primer término puede ser clave para una buena utilización en etapas posteriores, así como evitación de problemas a largo plazo. Y para ello resulta fundamental la gestión de los padres, cuestión para nada sencilla en los tiempos que corren y el ejemplo que estos den.
Si cada vez que nuestros niños pierden la calma, les tranquilizamos con una pantalla, estaremos creando un peligroso aprendizaje. Primero de todo, debemos pensar que las pantallas no llevan tanto tiempo con nosotros, y hemos sobrevivido sin ellas durante muchos años. Solo debemos hacer el esfuerzo de recordar cómo se hacía. Y sí, todo tiene que ver con dedicar un tiempo a esa rabieta o problema que tiene el niño, explicar y arroparle… y efectivamente en otras ocasiones poner límites (muy necesarios) ante circunstancias concretas. Es decir, la educación de un niño requiere de esa atención y esfuerzo elemental para que el menor vaya comprendiendo los códigos sociales y normas que rigen nuestra sociedad.
En ocasiones nos fastidiará interrumpir momentáneamente una reunión con amigos en un bar, pero… nuestra atención es vital para aprender a gestionar cada situación.
No es tarea sencilla, pero los beneficios de esta práctica son innumerables. Además, debemos tener en cuenta que esto no va en contra de que en otros momentos nuestros hijos puedan usar la tecnología, siempre con horarios y asesoramiento. Por supuesto, esto debe ir integrado en nuestro uso como adultos de la tecnología. Si nuestros hijos solo nos ven con el móvil o tablet en las manos… querrán imitar nuestro comportamiento por todos los medios. ¿Tiene toda la lógica del mundo, verdad? Es por esto que la tarea educativa va más allá de dejar o no un móvil en manos de un niño como respuesta cómoda ante una situación.
Los niños necesitan atención, mucha atención. En los tiempos que corren donde todo va tan rápido y hay tantas prisas, en ocasiones podemos caer en “lo fácil”. Ahora bien, tendrá consecuencias, ya que la tolerancia a la frustración es algo que se mejora paulatinamente, así como la aceptación de normas, manejo de enfados… Los niños van a convivir con la tecnología, no podemos luchar ante eso. Pero sí podemos gestionar desde la tierna infancia cómo hacerlo. Si no, con el tiempo llegaremos a la adolescencia y probablemente no nos guste lo que veamos… No es más que el resultado de un conjunto de circunstancias mal manejadas.
Toda la gestión emocional, aunque conlleve un gran esfuerzo, también estará creando un vínculo afectivo entre cuidadores y niños. Un vínculo que fortalecerá las relaciones haciéndolas sanas y positivas.