Desde MA Psicólogos, especialistas en niños, adolescentes y adultos, hoy vamos a tratar la importancia de una buena red de apoyos alrededor de una persona con un problema psicológico.
Es cierto que una persona cuando presenta cualquier tipo de problema o trastorno psicológico sufre, en primera persona, todo el malestar y posibles disfuncionalidades en su vida. Pero a la vez que esto ocurre, los que le rodean se ven envueltos de alguna manera en todo este proceso, que en muchas de las ocasiones no resulta agradable para nada. Su papel, aunque a veces no sea destacado, es fundamental para el impulso y ayuda del paciente.
En ocasiones, los trastornos no se entienden de la mejor forma, y de ahí la importancia de una buena explicación al respecto, si puede ser de las manos de un profesional de la psicología, mejor que mejor. Ese entendimiento de lo que ocurre y de los factores clave que en ocasiones no son tan visibles, ayudará no sólo a saber dónde hay que incidir más con la persona querida, sino también qué no habría que hacer y a veces hacemos pensando que estamos ayudando. Un componente educativo que es fundamental a la hora de empatizar con el paciente y a la vez saber qué hacer en cada momento.
La empatía resulta fundamental en el proceso de recuperación
De tal manera que el siguiente componente de relevancia, sería el empático, esto es, ponerse en la piel de la otra persona y de alguna manera entender por lo que está pasando. No para juzgarla, sino para tratar de ver la situación con más perspectiva.
A partir de ahí, hay un componente que siempre es valioso en cuanto a la autoestima se refiere, el apoyo social. Los dos factores principales en la autoestima son la experiencia personal a lo largo de nuestras vidas y lo que los demás (la visión externa) nos ha ido diciendo acerca de nosotros y nuestros logros. De este modo, potenciar un apoyo siempre será algo positivo, ya que de alguna manera alimentará esa segunda parte de la autoestima, fundamental en cualquier caso.
Recuperar aficiones motiva y ayuda
Ese apoyo en ocasiones puede conllevar un papel más activo, con la realización de tareas o hobbies que en algún momento fueron importantes para la persona que ahora está pasando por un mal momento. Es muy probable que una persona que tiene un problema a nivel psicológico, paulatinamente vaya perdiendo interés por sus hobbies, y vaya haciéndose cada vez más pasivo y apático. La actividad y sobre todo relacionada por cosas que le gustan o llaman la atención suele ser un buen ejercicio de cara a despertar antiguos placeres.
Pero claro, evidentemente lo que falla es la motivación para comenzar a hacerlos, y ahí, los que rodean al paciente pueden hacer y mucho. No se trata de obligar, sino de conseguir que la persona inicie la actividad y pase un buen rato, no sólo por el hecho de hacer algo, sino también por la compañía. Normalmente cuando no pasamos por un buen momento, nuestros pensamientos se vuelven negativos y tenemos tendencia a ocupar nuestra mente constantemente con ellos, recibiendo un gran castigo y malestar continuo. Lo que queremos lograr realizando una tarea en teoría atractiva, es conseguir centrarnos en esa tarea en concreto, al menos por un rato, cambiando la dinámica de pensamientos negativos y disfuncionales. Así, haremos que la persona se concentre en algo diferente y que tenga que hacer un esfuerzo suficiente como para no poder prestar atención plena a lo negativo que está en su vida. La actividad con estímulos positivos distintos y que nos atraigan, nos libera de ciertos comportamientos monotemáticos dónde sólo prestamos atención a lo negativo.
Con todo ello, debemos darnos cuenta de la importancia de las personas que rodean a alguien con un problema o trastorno psicológico, y de su posible papel a la hora de servir de ayuda en su recuperación. ¿Te atreves a intentar poner en práctica estos consejos?