Cómo generar buenos momentos

Desde MA Psicólogos, especialistas en niños, adolescentes y adultos, vamos a hablar sobre la importancia de generar buenos momentos.

A todos nos gusta disfrutar de buenos momentos, eso es algo evidente. En una vida donde las obligaciones y responsabilidades tienen un marcado carácter de cumplimiento, poder disfrutar de instantes de bienestar es imprescindible. Lo que vamos a abordar en este caso es la necesidad de autogenerar momentos de felicidad.

En una época en la que hablamos a menudo de inteligencia emocional, el hecho de ser capaces de crear momentos placenteros por nuestra cuenta supone un salto en dicha capacidad. No estamos hablando por tanto de esos otros momentos en los que terceras personas generan actividades o situaciones agradables. Estamos adentrándonos en cómo gestionamos nuestro tiempo y cómo nos motivamos para lograr metas que nos atraigan de forma individual. Pongamos un ejemplo: ante un descanso de 1 hora en nuestro trabajo, podemos afrontar ese espacio de tiempo de muchas maneras. Sin duda, ser capaz de autogenerar bienestar está íntimamente relacionado con nuestros gustos, hobbies e intereses. Primero porque es una forma maravillosa de aprovechar el tiempo, y por tanto, sentirse bien. Aprovechar para dar un paseo, leer un libro o escuchar música, son ejemplos de esta gestión. Muchas personas no son capaces de ello y dependen de los demás para “llenar” este tiempo. Así pues, la primera cuestión es reflexionar sobre nuestras pasiones y gustos, ya que desarrollar este tipo de actividades suponen por definición momentos agradables.

El esfuerzo, clave

Debemos tener en cuenta que todo esto depende de nuestra actitud y esfuerzo emocional. Si ponemos en una balanza el coste afectivo para iniciar la actividad y los beneficios que nos da su acción, normalmente veremos que merece la pena realizarla. Digámoslo de otra forma: nos encanta pescar, pero no nos gusta tanto levantarnos a las 6 de la mañana para hacerlo, si bien sabemos que por diversos motivos ese día es la mejor hora. El hecho de sopesar si merece la pena llevarlo a la práctica lleva implícito la valoración de la felicidad que nos produce la actividad. Un pequeño esfuerzo como madrugar  (o grande dependiendo de la persona), puede producir un gran beneficio a nivel individual. De esto estamos hablando, autogenerar buenos momentos. Y sí, es posible que muchas veces haya que pagar un peaje por ellos, pero será un peaje actitudinal.

En una vida cargada de obligaciones (que debemos realizar de la mejor forma posible), tener momentos de disfrute es esencial. Será un acicate para motivarnos a la consecución de metas, y por otro lado afectará a nuestra mentalidad. Realizar actividades que nos gustan afecta al estado de ánimo, autoestima y confianza. Existen otros buenos momentos, otras actividades, que dependen del grupo, de otras personas. Por supuesto que tienen su importancia, pero si somos capaces de tener cubiertas las individuales, tendremos mucho camino recorrido. Nuestro nivel de iniciativa se verá reforzado, y esto suele conllevar beneficios de nuestra actividad personal. Estar activo, en el fondo, es estar vivo… ¿te atreves a intentarlo?

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