Desde MA Psicólogos, especialistas en niños, adolescentes y adultos, vamos a abordar la problemática de perder elementos materiales a los que teníamos mucho apego.
Puede sonar a superficialidad, pero lo cierto es que a lo largo de nuestras vidas desarrollamos cierto apego por cosas materiales. Normalmente existe una explicación racional para ello, ya sea porque ha sido un regalo, por nuestra pasión por una actividad, o por la importancia que ha tenido a lo largo de nuestra experiencia. Sin duda vivimos en una sociedad que alimenta estos vínculos con lo material debido al fomento de la individualidad, aunque existen otros apegos mucho más necesarios e importantes que siempre tienen que ver con lazos entre personas.
En ocasiones nos agarramos a cosas para recordar a personas, bien sea porque nos recuerdan a ellos, bien sea porque tienen que ver con su existencia. No hay nada malo en realizar este tipo de relaciones, si bien debemos entender que el auténtico vínculo se ha producido gracias al intercambio en vida de experiencias y momentos. En este sentido, cabe destacar que hay pasiones que van más allá de lo habitual, como sucede en el caso de los coleccionistas. Aquí entramos en otra dimensión, donde un gusto se convierte en hobbie, y poco a poco va adquiriendo una categoría donde la forma de vida va ligada a esa pasión.
Lo material se puede sustituir
Con todo ello, llegamos a momentos (a todos nos ha pasado), en los que perdemos un elemento material muy apreciado por nosotros. Es lógico que se produzca una emoción negativa en esa circunstancia, si bien no es tan racional que eso se prolongue demasiado tiempo. Algo elemental y que no debemos olvidar es que cualquier elemento material se puede sustituir, si no es exactamente por uno igual, por algo muy parecido. Consentir que una emoción negativa se apodere de nosotros en situaciones como la anteriormente comentada, sería no tener control de la misma, y sobre todo, razonar de forma emocional. En casos así, debemos ser lo más racionales posible, ante todo utilizando argumentos y viendo con perspectiva lo ocurrido para centrarnos en soluciones. Muchas veces, nos centramos de forma insistente en el problema, no consiguiendo ver las potenciales salidas. De nada sirve, y realmente nuestros esfuerzos deberían ir encaminados en la búsqueda de soluciones.
Los vínculos realmente esenciales e importantes son aquellos que tienen que ver con personas. La vida no es infinita, y por desgracia probablemente perdamos a seres cercanos a lo largo de nuestra experiencia. Centrarnos en el fomento y disfrute de esas personas, tiene más que ver con un propósito en vida, es decir, actitud y motivación para luchar por ello. Un elemento material nos puede recordar a un ser querido perdido, pero sin ninguna duda, si hemos compartido buenos momentos con esa persona, prevalecerán sobre cualquier otro elemento.
De eso se trata, de compartir más momentos con personas y menos con objetos. Lamentablemente estamos en un momento clave donde parece que compartimos demasiado tiempo con máquinas… Todo depende de nosotros.