Preparación mental para un viaje

Desde MA Psicólogos, especialistas en niños, adolescentes y adultos vamos a hablar acerca de las cuestiones más relevantes en la preparación de un viaje.

Una situación que a priori puede ser generadora de bienestar o felicidad, a veces se convierte en una fuente de estrés y ansiedad. Estamos hablando de la preparación de un viaje o unas vacaciones. Sin duda, si estamos en la vía del estrés y la ansiedad es que algo no estamos gestionando del todo bien.

Partiendo de la base de que es algo lógico y normal que un reto nos provoque cierta incertidumbre, es interesante conocer los dos tipos de ansiedad fundamentales para diferenciarlos. Hablamos de una ansiedad rasgo cuando tenemos ansiedad como un componente de nuestro ser, esto es, independiente de la circunstancia que abordemos, una característica de nuestra personalidad (a lo largo del tiempo y en distintas situaciones). Y la ansiedad estado, que es aquella que hace referencia a un estado emocional transitorio que depende de la situación que estemos viviendo. Pues bien, ante un reto como la preparación de un viaje, es posible que la ansiedad estado entre en juego, si bien existirá cierto perfil de personas que debido a su componente rasgo reaccionarán de antemano de forma ansiosa.

Lo interesante de esta cuestión es que las soluciones a este tipo de estados van siempre encaminadas a disminuir la sensación de incertidumbre. Esto debe basarse en argumentos y razones, no en emociones. Por tanto, cuanto más nos anticipemos, más conocimiento tengamos del destino al que vayamos, mejor preparado tengamos el itinerario, más confirmaciones tengamos a nivel objetivo (hoteles, entradas…), más seguros estemos debido a la vacunación y enfermedades (dependiendo del desino)… mayor control de la situación tendremos. El control supone la variable clave en este asunto, si bien las dudas son su enemigo más poderoso. Contar con lo anterior es importante, pero hacerlo también con el apoyo de otras personas, conocer otras experiencias o compartir esta organización del viaje ayuda y muy positivamente. En ocasiones llega a olvidársenos que el objetivo de este tipo de viajes es disfrutar.

El factor físico

Por otro lado, a nivel control físico, debemos reconocer las señales fisiológicas relacionadas con la ansiedad. Estamos hablando de la respiración agitada, taquicardia, sudoración, nudo en la garganta o estómago… entre muchas otras. Identificar este tipo de reacciones es fundamental para atajarlas. Sin duda son indicadores de que algo está ocurriendo. Debemos ocuparnos de la ansiedad a través de dos vertientes, por un lado la mental que antes tratábamos, llevando a lo cognitivo esa parte emocional preponderante de tal momento, debatiendo racionalmente con argumentos, y por otro lado esa parte fisiológica. Aquí la respiración supone una parte esencial como ayuda al dominio de la situación. Hablamos de una respiración profunda o diafragmática aunque existen muchas más posibilidades para afrontar esta parte fisiológica, como puede ser la relajación por ejemplo. Entender que estamos nerviosos, estresados o ansiosos y que, en la medida que busquemos y pongamos en práctica soluciones vamos a tener más control, resulta clave para el dominio del momento.

Dejar para última hora los preparativos de cualquier evento, no hace más que acentuar esa ansiedad en la que podemos llegar a vernos inmersos. Como siempre una buena organización supone control de la situación y si a esto sumamos el conocimiento personal y del lugar de destino… tendremos mucho a nuestro favor. ¿Te atreves a intentarlo?

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