Desde MA Psicólogos, especialistas en niños, adolescentes y adultos, vamos a hablar del rencor.
El rencor es por definición un resentimiento arraigado y tenaz. Debemos matizar por tanto qué entendemos por resentimiento, aludiendo a la connotación de ese sentimiento negativo que vamos acumulando hasta que al final se convierte en deseo de revancha o venganza. Es esa última característica, el deseo de venganza, una variable clave cuando tratamos de valorar el rencor.
En este sentido, se entiende que el rencor no es un sentimiento que se adquiera de forma ligera, sino que se va alimentando poco a poco, si bien su inicio casi siempre tiene que ver con un enfado profundo con alguien debido a traiciones, amenazas, insultos, maltratos… Es prácticamente imposible estar bien con uno mismo cuando estamos atrapados en esta emoción, ya que suele conllevar una serie de pensamientos negativos que habitualmente nos afectan de forma poderosa en forma de bucle. Cabe decir, al respecto, que el rencor puede afectar mucho tiempo en una persona, con lo que su falta de bienestar y dolor puede durar años. Primero nos sentimos heridos, y después rechazamos de forma intensa a esa persona. Si esto se mantiene en el tiempo, creamos una bola que se retroalimenta, formando nuestra propia cárcel a nivel emocional.
Esa variable venganza que antes decíamos que era clave, hace revivir las situaciones o antecedentes de la problemática constantemente, de forma que no nos olvidamos de la cuestión, sino que seguimos alimentando el anhelo de revancha. Dicha característica en innumerables ocasiones hace que el individuo fomente ciertas fantasías o ideaciones de resolución de su malestar, que no hacen más que incrementar su resentimiento.
Elementos asociados: rabia, ira, enfado…
En muchos casos objetivamente la persona tiene razones y argumentos que le hacen sabedor de que su postura está bien respaldada. En cambio, esa justicia no siempre se resuelve de la forma que entenderíamos como adecuada… La rabia, la ira o el enfado, aunados durante tiempo y con gran intensidad fomentan ese resentimiento debido a dicha injusticia irresuelta. Evidentemente el malestar que se siente nos desequilibra, y ya no solo mentalmente, sino también a nivel físico ya que es probable que terminemos somatizando tal cuestión.
El rencor puede tener una justificación en lo referido a su inicio, pero… el sufrimiento y malestar que conlleva es algo que depende de la propia persona. El resentimiento es un elemento claramente dañino, un veneno que intoxica nuestras vidas. No decimos con esto que haya que olvidar lo ocurrido o que el perdón sea una labor sencilla, pero no podemos cambiar el pasado. Para encontrarnos bien con nosotros mismos debemos aceptar algunas circunstancias que no siempre son sencillas, pero que todos debemos pararnos a reflexionar.