Desde MA Psicólogos Oviedo, especialistas en niños, adolescentes y adultos, vamos a hablar sobre qué hacer cuando nuestra motivación y concentración no es la adecuada y parece imposible sacar adelante una tarea, en resumen qué hacer cuando estamos procrastinando (posponer o aplazar responsabilidades).
No somos máquinas, y por tanto, no siempre rendimos al mismo nivel. Es evidente que por norma general tenemos una forma de rendimiento, pero hay momentos y situaciones donde esto varía. Podríamos hablar de esos días donde todo nos parece fácil y somos más eficientes (ojalá fuesen los más frecuentes), pero debemos hacerlo acerca de esos días donde todo cuesta.
Hay muchas variables que entran en juego cuando hablamos de la procrastinación, pero resumiendo las más importantes las dividiremos entre:
- Las personales
- Las de la propia tarea, sus propias características.
Comenzando por esta última parte, el factor dificultad es el fundamental y tiene mucho que decir para condicionar nuestro rendimiento (a más dificultad, más cuesta concentrarse normalmente), así como la monotonía, repetitividad y dinámica de la meta. Hablamos de que debemos ser conscientes de a qué nos enfrentamos y cómo sería la forma ideal de hacerlo, de forma que un buen análisis y anticipación pueden ser de ayuda.
Ahora bien, ya nos encontraríamos en el límite que divide las cuestiones relativas a la tarea para comenzar a adentrarnos en las personales. Y es que, nuestro nivel motivacional, actitud, cansancio, aptitudes… juegan otro papel tan o más determinante aún.
¿Qué hacer cuando es imposible avanzar?
Ante un bloqueo para poder realizar cualquier tarea, lo primero que debemos hacer es aceptar dicha frustración y tratar de ver las cosas con perspectiva. En nuestro monólogo interno, ser capaces de ver las circunstancias y hacer una autocrítica constructiva. El siguiente paso viene de la mano de ser concretos con lo que debemos hacer para tener 100% clara la meta. Es en este momento cuando debemos tratar de dividir la tarea en objetivos más sencillos, cortos y específicos.
No ver un todo imposible, sino pequeñas partes asequibles. Conforme vayamos resolviendo pequeñas subtareas estaremos potenciando nuestra motivación y nuestra visión de logro.
¿Cómo evitar el procrastinamiento?
Si tenemos, por ejemplo, que estudiar para un examen, debemos ser capaces de diferenciar los temas que entran como primera medida (puede asustarnos ver tanta materia junta). A partir de ahí, en cada tema diferenciar entre teoría y práctica (por ejemplo). Si vemos que no nos concentramos como nos gustaría, buscar alternativas como la realización de esquemas o resúmenes, actividades, posibles preguntas de examen… Quizás no tengamos la percepción de que nuestro estudio sea óptimo, pero estaremos sacando objetivos adelante, cuestión que puede marcar la diferencia. Estaremos consiguiendo que un aparente bloqueo se convierta en actividad. Claro que no estaremos en nuestra mejor versión, pero estaremos en una que se esté haciendo cargo de sus obligaciones y responsabilidades, imprescindible para sanear nuestra conciencia y no machacarnos por no estar cumpliendo nuestras obligaciones u objetivos. Estaremos siendo concretos y conscientes de nuestro trabajo.
Ser capaces de sacar resultados positivos incluso en esos días en los que todo cuesta, marca la diferencia.
No va de rendirse fácil, sino de manejar posibilidades más asequibles dentro de una tarea, de manejar expectativas.
En el momento en que no evitamos esa tarea y nos enfrentamos a ella, estamos dejando de procrastinar y avanzando.
¿Te atreves a intentarlo?