Desde MA Psicólogos Oviedo queremos contaros los beneficios de vivir nuevas experiencias y atrevernos a salir de nuestra zona de confort.
Parece que se nos olvida, pero cualquier vivencia que hayamos tenido, en algún momento, fue la primera.
Siempre que tenemos que enfrentarnos a una experiencia desconocida para nosotros, se generan ciertas alarmas (miedos). Nerviosismo, agitación, deseo de huida, activación, ilusión, preocupación… Dependerá de la persona, de la actividad y de todas las circunstancias que rodeen a la situación.
Sin haber vivido estos momentos, no podemos generar nuestra experiencia, elemental para nuestro aprendizaje y mejora.
En la niñez todo es novedoso, y la forma en la que afrontemos todas estas situaciones influirá en nuestro comportamiento futuro. Por eso es tan importante el factor educativo, ser guiado para evitar malas experiencias, pero también aceptando aprender asumiendo los errores o fallos como parte del aprendizaje.
Da equilibrio y seguridad
En ocasiones, ya siendo personas maduras, nos conformamos con vivir en esas experiencias ya conocidas para siempre (nos acomodamos). Esto es lo que se define como mantenerse en la zona de confort. Zona que por supuesto es necesaria; da equilibrio y seguridad a nuestras vidas. Pero si nos mantenemos de forma permanente en ella puede hacernos perder esa parte inquieta y proactiva que nos lleva a conocer y aprender de forma constante (para salir de la zona de confort hay que asumir riesgos, riegos que nos llevarán a la zona mágica donde descubrir cosas nuevas). Porque, efectivamente, podemos aprender y vivir nuevas experiencias independientemente de nuestra edad. Y no, no tienen que ser siempre actividades de riesgo las que nos saquen de nuestra zona de confort. Desde conocer nuevos lugares, ir a casa por una ruta diferente, viajar, desarrollar hobbies, idiomas, probar un plato nuevo, nuevos amigos… la lista es infinita.
Sé valiente
Ahora bien, sin una actitud proactiva y valiente que lo fomente, en ocasiones la comodidad se impone frenando nuestras posibilidades.
Claro está que uno puede tener un gran bienestar en su vida y ser feliz sin tener que enfrentarse continuamente a nuevas experiencias, es evidente. No estamos hablando de la obligación continua de exposición a lo novedoso. Hablamos de enriquecer una zona sólida de nuestras vidas con píldoras eventuales de nuevas vivencias. Haciendo no sólo nuestra vida más interesante, sino potenciando nuestras herramientas. Teniendo esa perspectiva que nos define a los seres humanos como seres curiosos.
Los avances de la ciencia o descubrimientos no habrían sido posibles si no fuese por ese factor de curiosidad. Sería imposible ser quienes somos si otros no hubiesen ido más allá de su zona de confort. Esta es la real importancia de lo que hablamos. Desde las tradiciones a lo desconocido, siempre podremos vivir experiencias nuevas.
Salir de nuestra madriguera y de cuando en cuando atrevernos a buscar nuevas sensaciones nos ayudará a sentirnos más capaces. Esto repercute directamente en nuestra autoestima, seguridad y confianza. Enriqueceremos nuestras vidas, asumiendo que… no perderemos nada, porque nuestra zona de confort no haría otra cosa que crecer una vez consolidadas esas nuevas experiencias.
¿Y tú? ¿Asumes el riesgo?
Ponte a prueba, recuerda que ¡no pierdes nada por intentarlo!