Desde MA Psicólogos Oviedo, especialistas en terapia para niños, adolescentes y adultos, vamos a hablar sobre cómo enfocar un enfado de forma correcta.
Todos nos enfadamos, faltaría más, y no todos los enfados son iguales. Los hay de muchos tipos y formas, abruptos y cortos en el tiempo, prolongados… No nos gusta estar enfadados, aunque en ciertas ocasiones lo parezca.
La parte emocional del enfado es la que en la mayoría de las situaciones nos impide ver más allá y perder la objetividad. Nos impide realizar ese análisis racional para terminar con lo que nos enfada, esto es, ser conscientes del momento que estamos viviendo y ver qué podemos hacer al respecto.
Si podemos actuar, o al menos está en nuestro rango de acción, debemos ponernos en marcha de cara a sacar la situación adelante para superar lo antes posible el enfado, que no solo es incómodo sino que nos puede llagar a bloquear y encadenar situaciones negativas.
Dejar de dar vueltas al problema y buscar soluciones es lo realmente importante
Pero esto no siempre es así, y por contra hay situaciones en las que nos tocará aceptar la realidad puesto que no hay solución o no está en nuestra mano.
Hay cosas que no vamos a poder cambiar por mucho que nos duela.
Ser conscientes y cambiar nuestro foco, puesto que lo que de nosotros depende siempre puede cambiarse, será difícil, pero en este caso necesario necesario y sobre todo lo más funcional.
Una buena herramienta es llegar a conclusiones a través de un buen análisis, y llegados a ese punto, no darle más vueltas. Es decir, que nuestro enfado no se convierta en rumiación o monotema.
Estos bucles lo único que harán es dilatar nuestro malestar y probablemente cansar a los que nos rodean.
Toca ser coherentes y resolver, asumiendo que el 100% de seguridad a la hora de tratar estos temas no es siempre posible, pero que los altos porcentajes se hacen factibles gracias a los argumentos y razones.
Es mucho más sencillo hacer todo esto cuando sólo tenemos una razón para estar enfadados. Cuando la suma de varias situaciones es nuestra realidad, todo se complica. Por eso es tan saludable enfrentarse a cada enfado o problema sin dejar que se sumen. No debemos acumular.
Esto por supuesto requiere un esfuerzo emocional, ya que a veces lo que nos apetece es mirar a otro lado. Pero a la larga nos traerá más problemas y hará que nuestro afrontamiento se vea dificultado. Afrontar en el día a día lo que nos venga es uno de los mejores hábitos que podemos tanto inculcarnos a nosotros mismos como a nuestros hijos.
Tener un enfado es algo humano
Estar enfadados constantemente tiene que ver con una mala gestión de nuestras emociones.
No nos compensa, de modo que poner en práctica las pautas señaladas puede suponer un antes y un después para iniciar el cambio. Podemos llegar a acostumbrarnos a estar enfadados, y eso solo no es natural, sino que no es saludable.
Asumiendo que vamos a tener problemas y probablemente desengaños o disgustos, optar por una buena gestión de los mismos supone salud y bienestar.
¡No desperdicies tu tiempo dilatando enfados innecesarios!