Desde MA Psicólogos Oviedo, especialistas en terapia para niños y adolescentes, os damos algunas pautas de cómo enfrentarse a los exámenes de fin de curso.
Estamos en una época en la que tanto en el colegio, como en el instituto (especialmente la EBAU) y universidad se están produciendo las evaluaciones finales. Y si somos realistas, suelen ser momentos donde la tensión y los nervios están muy presentes.
Salvar el curso en el caso de los alumnos que no hayan hecho nada hasta ahora, es difícil por no decir imposible. Evidentemente, un curso escolar tiene detrás mucho más trabajo que unos exámenes finales; una serie de rutinas y hábitos que hay que fomentar y fortalecer diariamente.
Gestiona tus nervios
Vamos a ver cómo podemos gestionar mejor estos momentos finales para tratar de obtener los mejores resultados sin perecer en el intento (lo que viene siendo, “morir de nervios”):
- Una clave previa al comienzo, el teléfono móvil debe estar lejos de nosotros. Es infinitamente mejor estudiar y luego dedicarle un rato al teléfono (u otros dispositivos) a que este esté continuamente interrumpiendo nuestra concentración.
- El paso imprescindible para poder gestionar adecuadamente los exámenes finales es una buena organización. Esto tiene que ver con la realización de un calendario en el que veamos fácilmente cada fecha con la materia correspondiente.
- A partir de ahí debemos comenzar a priorizar cuándo vamos a ocuparnos de cada materia, asumiendo que en muchos casos tendremos que estudiar varias de ellas a la vez. Una forma bastante eficaz es ir en orden cronológico, pero es lógico que debido a esa superposición de materias haya que tener en cuenta otros criterios. Es muy interesante pararnos a reflexionar sobre qué materias nos cuestan más, de manera que estas deben ser prioritarias. Si no, iremos postergando estas materias más costosas y terminaremos por no haberles dedicado el tiempo suficiente. Las asignaturas más atractivas, suelen llevarnos menos tiempo, aunque haya que prepararlas igualmente.
- Otra variable a tener muy en cuenta es la extensión de los temas a estudiar. Si sabemos que hay materias más farragosas y prolijas, debemos tenerlo en cuenta para anticiparnos y llegar a tiempo. No es bueno estudiar por tiempo, es decir, proponiendo una cantidad determinada. Si queremos aumentar nuestra eficacia es mejor estudiar por objetivos (cantidad de materia en vez de horas de estudio), bien sea por temas, por puntos…
- Tras la consecución de una de estas metas, podemos darnos un pequeño descanso en forma de premio con el fin de, por un lado, valorar nuestro esfuerzo, y por otro, motivarnos para seguir. No hablamos de grandes recompensas, sino de un modo de desconectar para continuar más enfocados.
- Un buen sistema de estudio viene definido por tener un buen subrayado. Para esto hacemos una primera lectura al temario ligera, pero en la que pongamos el acento en las cuestiones relevantes de la materia. A partir de aquí y dependiendo de la asignatura podemos desarrollar tanto esquemas como resúmenes y ejercicios. Es momento de estudiar dichos esquemas y resúmenes para tener claros los temas a tratar, puntos clave, etc. Y sí, a partir de aquí podemos jugar con lo que mejor venga a cada estudiante, estudio de apuntes o libros de texto, memorización de ideas clave o fechas… Es muy positivo plantearse posibles preguntas a raíz de la identificación de la materia más importante (autoexamimarse). Aquí podemos generar una gran ventaja.
- Para finalizar, un buen repaso es primordial para afianzar la materia y desarrollar la seguridad necesaria para ir a al examen. Cuanto mayor control tengamos sobre la materia, más seguros iremos a rendir.
Los exámenes de fin de curso ponen a prueba nuestros conocimientos, pero pararnos a pensar los puntos comentados anteriormente van a facilitarnos el camino… aunque habrá que estudiar de todas maneras.