Desde MA Psicólogos Oviedo, especialistas en terapia para niños, adolescentes y adultos, vamos a hablar sobre la importancia que tiene expresarnos y explicarnos bien.
En muchas ocasiones hemos hablado sobre lo importante que es escoger adecuadamente las palabras para defender nuestras opiniones y derechos sin ofender a los demás (hablamos de asertividad y habilidades sociales). Hoy hacemos referencia a otra habilidad también ligada a las palabras.
Y es que, asumiendo que hablamos, trabajamos, pensamos o discutimos con palabras, éstas deberían gozar de una categoría especial.
Expresarse bien, esto es, hacerse entender, es algo elemental en nuestro día a día y en ocasiones no le prestamos la atención que merece. Las personas que se expresan bien, no sólo tienen mejor comunicación con los demás o emiten más matices, sino que facilitan la comprensión al otro. Además disminuyen los malentendidos, y su riqueza léxica ayuda a ver detalles que de otra manera se quedarían en lo genérico.
En un idioma como es el castellano cargado de riqueza no deberíamos renunciar a aprovechar dicho potencial. Por supuesto, la expresión verbal requiere de una buena actitud para ponerse en marcha.
Todo esto comienza en la niñez y, por tanto, la educación es el proceso elemental, a través del cual se descubre todo lo relacionado con el lenguaje. Imitación, juegos, canciones… comenzamos a hablar gracias a nuestros cuidadores. A partir de este momento entra en juego el colegio, relaciones con los iguales, instituto, lenguaje a través de pantallas…
Todo tiene que ver con el lenguaje
Por ello la inversión en riqueza léxica o conocimientos sobre una lengua son imprescindibles. Debemos esforzarnos en saber cómo expresarnos.
Existen variables de personalidad como la timidez o vergüenza que parecen no permitir sacar a la luz esa capacidad de expresión, pero es algo que puede mejorarse y donde la exposición y afrontamiento cobran un papel protagonista.
Ahí es donde está una de las claves: nuestra comunicación mejora con su uso, comunicándonos. Por ello entrenar, es decir, hablar en cualquiera de los ámbitos, así como leer será fundamental. Si tenemos los conocimientos, será más fácil poner de manifiesto nuestras variables comunicativas, pero como adelantábamos hace falta algo más: la actitud. Es necesario tener motivación para expresarse, para hacerlo bien… y, por lo tanto, hay que hacer un esfuerzo. Pero este esfuerzo tiene recompensa. La gente que se expresa y hace entender bien tiene mejores relaciones sociales, más éxito y en general una mejor valoración externa.
Un ejemplo muy actual, en la era digital, son los llamados youtubers o stremers. Personas que muestran una habilidad en un videojuego, comentando un tema o un tutorial, pero que dependiendo de su capacidad comunicativa tendrán más o menos éxito o seguidores. Cuanto mejor se expresen, más fácil será para el receptor captar esa información y llevarla a su terreno para mejorar su vida. Por supuesto, hay muchas profesiones donde podríamos destacar el uso del lenguaje, desde profesores a médicos, pasando por banqueros o policías. Todos coincidimos en algo, cuando nos hablan adecuadamente y el mensaje es claro: agradecerlo. Pues no sentimos más cómodos, seguros y vinculados con nuestro interlocutor.
Y tú, ¿te haces entender?