Me siento solo, ¿qué puedo hacer?

Desde MA Psicólogos Oviedo, especialistas en terapia para niños, adolescentes y adultos, hoy vamos a reflexionar acerca del concepto de soledad en nuestra sociedad actual.

Vivimos en la era más individualista hasta la fecha. Esto no solo es una realidad, sino que además el individualismo va en aumento.

Las sociedades han ido cambiando y el valor de lo comunitario se ha deteriorado. Las relaciones familiares, las redes de vecinos, amistades… tienden a ser mucho más escasas y puntuales. De alguna manera, lo que antes era “normal” o “común” ha ido derivando en una sociedad con menos contacto diario cara a cara, más contactos tecnológicos y más soledad.

Sin embargo… el ser humano sigue siendo un ser social, que necesita relacionarse.

Este contrasentido está comenzando a hacer mella, porque la soledad, tiene dos caras:

  • La primera de las caras de la soledad es la bien entendida, la elegida. Es en ella en la que el individuo decide estar solo porque así leño prefiere. Nos encontramos a gusto con nosotros mismos y decidimos disfrutar de esa soledad por elección. Bien sea para lo laboral, entretenimiento, deporte… No hay nada malo en ello, sino todo lo contrario, ya que el valor que tiene supone que nos llevamos bien con nosotros mismos, y eso es muy positivo. Por supuesto que esto es compatible (y necesario) con relacionarnos con los demás, faltaría más. Pero eso sí, sabiendo decidir cuándo y cómo hacerlo.
  • La segunda de las caras de la soledad, es la impuesta, el aislamiento social. Y esta, solo tiene connotaciones negativas, pues supone la carencia involuntaria de compañía. Nos encontramos ante personas que no desean estar solas y que por circunstancias se encuentran así. Circunstancias que van desde el propio ciclo vital hasta el rechazo.

En una sociedad cada vez más individualista, en ocasiones, nos olvidamos de los demás, ya que lo importante es nuestro yo. Nunca habíamos visto casos de soledad como los vistos actualmente, independientemente de la edad. En España, por ejemplo, 4,6 millones de personas se sienten solas habitualmente.

La soledad afecta a nuestra salud, y es evidente que a la parte mental, particularmente.

Es la llamada “pandemia silenciosa”, y tras los duros momentos del Covid, se ha hecho más visible.

En un mundo hiperconectado, cada vez estamos más solos. Y es aquí donde cada uno de nosotros debe hacer una reflexión para ver cuál es su papel y qué puede hacer ante todo esto. Debido a la vorágine diaria de obligaciones laborales, responsabilidades y demás, a veces se nos olvida la importancia de rodearnos, de hablar, de acompañar… El contacto social es fundamental para el ser humano y en el momento que mayores posibilidades tenemos de hacerlo, algo está fallando.

Desde aquí nos gustaría llegar a ese punto de análisis para que cada uno vea lo que está en su mano para paliar esta situación. Si todos hacemos eso que depende de nosotros, con pequeños gestos, podremos combatir esta soledad no deseada que tanto daño nos está haciendo como sociedad.

Acompaña a los tuyos, visita a los mayores, escucha a tu vecino, sonríe a tu compañero de trabajo… ¿Podrás?

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