Es la habilidad para comprender las emociones y gestionarlas.
El desarrollo de la inteligencia emocional amplía el autoconocimiento y las habilidades sociales, pudiendo así utilizar las emociones para guiar nuestras conductas y nuestros procesos de pensamiento.
Según Mayer y Salovey, la inteligencia emocional se estructura a través de cuatro conceptos relacionados entre sí:
- Percepción emocional: capacidad para percibir, identificar, valorar y expresa las emociones, pudiendo también discriminar entre expresión emocional más o menos precisa, sinceras o fingidas.
- Facilitación emocional del pensamiento: las emociones influyen en nuestros pensamientos, dirigiendo la atención hacia la información importante, favoreciendo la consideración de diferentes puntos de vista.
- Comprensión emocional: capacidad para reconocer emociones, comprendiendo sentimientos complejos y pudiendo diferenciar entre ellos. Mejorando así las relaciones interpersonales.
- Regulación emocional: los pensamientos promueven el crecimiento emocional, intelectual y personal mejorando la gestión de las emociones en diferentes aspectos de nuestra vida; personal, laboral, sentimental, etc.
Las principales habilidades que definen la inteligencia emocional son:
- Habilidades intrapersonales; autocomprensión.
- Habilidades interpersonales; capacidad para comunicarse con otros y comprenderlos.
- Adaptabilidad; flexibilidad para amoldarse a los cambios, diferentes entornos o personas, etc.
- Manejo del estrés.
- Capacidad para percibir las emociones.
- Utilizar las emociones para facilitar y enriquecer el pensamiento.
- Gestionar las emociones.
- Autocontrol.
- Automotivación.
- Empatía.
La inteligencia emocional se relaciona con una mayor capacidad para alcanzar la estabilidad psicológica y con características relacionadas con el liderazgo y la gestión de personas.
“Cuanto más abiertos estemos a nuestros sentimientos, mejor podremos leer los de los demás” – Daniel Goleman
María Arias
Nº Colegiada: O-02117
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