Desde MA Psicólogos, especialistas en niños, adolescentes y adultos vamos a hablar de la importancia que tiene una buena previsión en nuestras vidas.
Hemos hablado en otras ocasiones acerca de la organización y sus ventajas a la hora de gestionarnos. Dentro de la organización, o al menos de la mano de ella, hay un factor fundamental que es la previsión. Hablamos de la previsión como ese factor o característica diferencial que nos ayuda a tener en cuenta lo que tenemos que hacer, nuestros compromisos y obligaciones, posibles dificultades y cuestiones ineludibles.
A lo largo de nuestro crecimiento, los adultos nos ayudan a potenciar cada vez más esta variable, de forma que poco a poco la desarrollamos ayudando a que el concepto responsabilidad aumente adecuadamente. De esta forma comenzamos a otorgar prioridades, saber cuáles son las tareas que debemos realizar y saber de su importancia. Hacer una buena previsión supone una gran ayuda para poder llevar esas temidas “preocupaciones”.
Cómo optimizar y manejar mejor el tiempo
La previsión tiene dos componentes esenciales: el tiempo y el conocimiento de la realidad. En primer lugar, saber manejar el tiempo supone un requisito indispensable para el mundo de la previsión. No sólo eso, sino también ese autoconocimiento que nos marque el camino sobre cuánto tardamos en realizar cada tarea. En un mundo en el que todo va demasiado rápido, conocer esta cuestión es una clave si la manejamos a nuestro favor. Ligado a esto está el conocimiento de la realidad, cuestión que tiene que ver con saber qué cometidos están bajo nuestra responsabilidad, cómo debemos llevarlos a cabo y sobre todo, qué consecuencias tienen. Si unimos esto de forma funcional hablaremos de anticipación, variable que, bien ejecutada, nos ayudará a tener ese mapa mental a través del cual podremos disminuir todas esas incertidumbres que podrían surgir ante lo que debiéramos resolver.
Sabemos que la incertidumbre está íntimamente ligada con la ansiedad, de forma que una buena previsión puede ser algo fundamental para potenciar nuestra sensación de control y confianza. A mayor control de la situación, menos dudas e inseguridades, de forma que obtendremos una mayor adaptabilidad. Por supuesto, todo este proceso conlleva un esfuerzo, ya que a nivel cognitivo requiere trabajo, paciencia y tolerancia a las posibles frustraciones que puedan surgir. Incluso en ese aspecto, podemos mejorar en previsión, esto es en ser conocedores de las potenciales dificultades de una situación concreta, dejando tiempo para posibles imprevistos.
Si sumamos todas las variables aquí tratadas, podremos hacer que nuestra previsión se fortalezca y nos ayude a sobrellevar de la mejor forma nuestras vidas. Asombrosamente el resto de personas ven esto, y tienden a valorar y confiar mucho más en las personas que dominan esta variable. No deberíamos olvidar que los niños en muchas ocasiones imitan a sus mayores… ¿Te atreves a intentarlo?