Desde MA Psicólogos, especialistas en niños, adolescentes y adultos vamos a hablar sobre la importancia de dedicar tiempo a cosas que nos llenan.
Debemos partir de la base de que incuestionablemente nuestra vida se caracteriza por una parte de obligaciones y otra de disfrute. Que haya una parte de obligaciones no quiere decir que no podamos sentirnos bien o disfrutar de ella. Este aspecto no siempre es elegible pero de base sería muy estimulante que así fuese. En cuanto al disfrute, siempre se recomienda que nos dediquemos a este una vez hayamos cumplido con nuestras tareas u obligaciones. Es decir, tener cubierta nuestra parte seria y necesaria para así poder dedicarnos a otras cuestiones más relacionadas con nuestro bienestar.
Cumplir con nuestras obligaciones no es ninguna tontería, porque no sólo nos ayuda a tener sustento, control y certidumbre en nuestras vidas, sino que potencia nuestra sensación de utilidad y capacidad. Nos hace responsables y esto por supuesto también afecta a la visión que los demás tengan de nosotros. De algún modo, cuando hemos realizado las tareas que se encontraban en esa parte, parece que moralmente nos damos más el beneplácito de dedicarnos al disfrute. Y… realmente el disfrute es una pieza elemental de nuestras vidas.
¿Lo disfrutas? Entonces merece la pena
Dedicar tiempo a actividades que nos llenan y nos apasionan es una de las mejores maneras que podemos elegir para aprovechar el tiempo. Nunca hablaremos de tiempo desperdiciado o perdido cuando nos referimos a algo que nos ha hecho crecer de algún modo en lo personal. Quizás en cierto momento podamos llegar a cuestionarnos todas esas horas de lectura o de interpretación de un instrumento, o de pesca… ¿Habrán merecido la pena? Si han alimentado nuestra curiosidad, nuestras inquietudes, nuestro enriquecimiento personal y nos han hecho felices… no existe duda alguna. Han merecido la pena.
No hace falta ser un músico reconocido o famoso para disfrutar de la música, no hace falta ser un gran carpintero para disfrutar de la ebanistería y ni si quiera es necesario ser una gran agricultor para disfrutar de nuestra huerta. La cuestión es más simple, lo hemos disfrutado. Y eso, es clave en el sentido de tener vivencias que merezcan la pena. El día habrá merecido la pena. Más que posiblemente hayamos tenido sensaciones de bienestar y con ello, probablemente nuestros pensamientos hayan tenido que ver con la proactividad y positividad, alejándonos de rumiaciones y negatividades.
En ocasiones no nos paramos a reflexionar sobre este tipo de cuestiones y parece que lo hedónico o placentero sólo va ligado al lujo o momentos particularmente festivos. Si nos paramos a pensar de forma profunda hay muchas actividades aparentemente simples o sencillas que aportan matices positivos en el día a día, y que no debemos infravalorar. Esas pequeñas cosas suman y debemos darles el valor que merecen. El conjunto de muchas de ellas hacen que en el fondo nuestra vida sea más rica. No es tan fácil como pueda parecer darse cuenta de esta serie de cosas… ¿Te atreves a intentarlo?