Desde MA Psicólogos, especialistas en niños, adolescentes y adultos, vamos a hablar sobre las críticas y la postura defensiva que a veces adoptamos.
Todos hemos recibido y recibimos críticas. Es algo natural, aunque hay distintos tipos que, evidentemente, tienen consecuencias bien diferentes. Hablamos de críticas constructivas y críticas destructivas.
Sus características son distintas, en la primera hay intencionalidad positiva. La crítica constructiva tiene por objetivo una mejora, sin faltas de respeto, solo para sacar adelante mejor una tarea por ejemplo, y con la mejor de las intenciones.
En el otro tipo nos encontramos con una crítica negativa, despiadada a veces, donde puede llegar a haber humillación y el mensaje no se centra exclusivamente en soluciones.
Lo que queremos tratar hoy va relacionado con las críticas y con la postura defensiva de la persona a la hora de recibirlas. Es lógico que ante una crítica destructiva haya reacciones emocionales de defensa, ya que nos sentimos atacados y por supuesto no es agradable.
Pero aún en estos casos, lo ideal es tener la perspectiva suficiente como para reflexionar si parte de esa crítica tiene sus razones y sacar conclusiones para mejorar.
Esto no es nada fácil, ya que requiere dejar la parte emocional a un lado y pasar a una más cognitiva, para aceptar que quizás podríamos hacer cambios que nos harían mejorar.
Ahora bien, la postura defensiva; esa actitud recelosa y con temor a ser agredido, en este caso moralmente, puede surgir también ante la crítica constructiva. No nos gusta demasiado ser corregidos, y el orgullo interviene decisivamente a la hora de no asumir ningún tipo de crítica. Las respuestas más comunes van de la mano de las excusas, culpar a los demás, no aceptar responsabilidades…
Entender y aceptar una crítica con buena actitud requiere de humildad para asumir que podemos cometer errores.
Es imposible mejorar, sin fallar en algún momento.
Que alguien nos indique dónde debemos incidir, debe ser recibido con gratitud, ya que verdaderamente tiene por objetivo ahorrarnos tiempo y frustraciones para conseguir el éxito con mayor rapidez y maestría.
Todo esto tiene especial relevancia en los primeros años de vida. Las correcciones son constantes y saber realizarlas ayudará también a cómo se toman y lo entienden los niños. La asertividad juega un papel protagonista, donde el “cómo se dice” será tan importante como el “qué se dice”.
Normalizar las críticas como elemento de mejora (eso sí, bien realizadas), no solo mejorará la realización de un sinfín de actividades, sino que redundará en el fomento de variables como la responsabilidad, humildad y crecimiento personal.
Y vosotros, ¿cómo lleváis las críticas? Y cuándo las hacéis, ¿cómo las enfocáis?
Como hemos explicado es básico aceptarlas para aprender, pero realizarlas correctamente también será la base de una sana comunicación, de padres a hijos, pero también en cualquier ámbito de nuestras vidas (pareja, trabajo, amigos, etc).
¡Pensarlo y con cualquier duda al respecto os leemos!
¡En MA Psicólogos Oviedo siempre estamos dispuestos a escuchar y ayudar!