¿Qué es la pistantrofobia?

Desde MA Psicólogos Oviedo, especialistas en terapia para niños, adolescentes y adultos, hoy vamos a hablar sobre la pistantrofobia. ¿Conocéis el término?

Puede sonarnos bastante raro, pero su definición ya no tanto: consiste en el miedo irracional a confiar en los demás después de una experiencia negativa. Es decir, miedo a confiar en los otros, normalmente tras una mala vivencia.

Todos en nuestras vidas hemos tenido malas experiencias, a nadie le gusta pasar por ellas, pero son claves para nuestro aprendizaje y mejora.

La confianza es parte fundamental de la vida

Pero cuando cualquier circunstancia nos lleva a una generalización, también puede llevarnos a una reacción desproporcionada, y aquí ya estamos hablando de otra cosa: miedo y fobia. Y sí, evidentemente, como cualquier fobia tiene su componente de miedo exagerado e irracional.

Este trastorno, la pistantrofobia, puede identificarse en diversas situaciones, desde lo laboral a lo social, pasando por lo familiar y relacional. Sin duda esta última variable es la más repetida y problemática.

Para empezar este trastorno se basa en una distorsión, la generalización excesiva, en la que nos convertimos en derrotistas. Pensamos que por un solo hecho negativo que ocurre, siempre saldrá todo igual del mal. Esto hace que nuestra vida se restrinja y normalmente nos conduce a autoafirmaciones absolutas, como si existiera una ley que gobernara y limitara el curso de nuestra felicidad. Palabras como nunca, siempre, todos o ninguno son grandes clásicos en este sentido.

Que una persona nos sea infiel, no quiere decir (de ninguna manera) que todas las personas del mundo sean infieles.

En este caso vamos un paso más allá: se tiene miedo a confiar en los demás. En esta era donde las redes sociales y nuevas tecnologías imperan, las posibilidades de desconfianza se multiplican… y esto no es ninguna ayuda.

Claramente, todas estas circunstancias conducen a relaciones superficiales, donde no se ahonda en las mismas. Cualquier movimiento más profundo puede verse como una oportunidad para ser traicionados. Es decir, no hay un compromiso emocional, con lo que difícilmente la relación va a poder avanzar adecuadamente.

Existe una opacidad que lleva a la persona a no mostrarse más allá de lo banal, haciendo difícil que los demás sepan con certeza quién es realmente. Y si no pueden conocer a la persona o poder valorar sus virtudes, las posibilidades de fortalecimiento en las relaciones se desvirtúan.

Existe una lógica en el origen de la desconfianza

Pueden habernos fallado. Ahora bien, el error y el fallo son algo humano. Algo que debemos tratar de no cometer, pero que debido a nuestras imperfecciones puede ocurrir (y ocurrirá). Nadie puede asegurarnos que no nos van a fallar o a traicionar. Debemos asumirlo y aceptarlo como base, ya que como seres sociales nos necesitamos. Claro que debemos analizar una traición o realizar un duelo correctamente tras una ruptura. Es necesario y lleva un tiempo. Si queremos relaciones sanas, debemos tener la calma para crearlas de forma adecuada, paulatinamente generando vínculos afectivos, partiendo de saber vivir solos y no buscando desesperadamente una relación.

No se trata de desconfiar de todos ni de abrirse a cualquiera sin limitaciones. Ya lo dijo Aristóteles “la virtud es una disposición voluntaria adquirida, que consiste en un término medio entre dos extremos malos, el uno por exceso y el otro por defecto”.

Busquemos pues el término medio, y aprendamos a relacionarnos de forma sana y sólida.

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