El fenómeno FoMO y la ansiedad social

Desde MA Psicólogos Oviedo, especialistas en terapia para niños, adolescentes y adultos vamos a hablar sobre el fenómeno FoMO (Fear of Missing Out), factor determinante en el uso (y sobre todo abuso) de las redes sociales.

Vivimos en la era digital y las redes sociales son las reinas del momento. Se han convertido en herramientas indispensables en nuestras vidas, y de hecho, ya existe una generación que no la conoce sin ellas. No venimos a demonizar las redes sociales. Hoy lo que queremos plantear es un factor fundamental para que el uso se haya convertido en mal uso para gran parte de la población, llegando a abuso y adicción en muchos casos (aunque aún no está tipificada como tal, pronto sucederá). Nosotros en MA Psicólogos Oviedo, cada vez tenemos más casos en los que el mal uso de las redes genera efectos negativos (autoestima, habilidades sociales, ansiedad, aislamiento…).

Las siglas FoMO vienen a determinar “miedo a perderse algo”. En redes sociales, los contactos se multiplican, y actualmente existe tanta información que sería francamente difícil llegar a todo.

La cuestión es que esa información tiene que ver con otras personas, eventos, marcas… FoMO en el fondo fundamenta algo elemental para que usemos más las redes: el no querer perdernos lo que están haciendo los demás. Y esto genera casi una “obligación” de ver qué ha ocurrido mientras dormíamos, estudiábamos (si no miramos el móvil cada rato), etc. No queremos o peor aún, no podemos perdernos nada. Este principio es elemental en la generación de una adicción.

Probablemente seamos la sociedad más cotilla de la historia de la humanidad, pero esto tiene detrás muchas razones. La creación de algoritmos que sustentan las redes y recogen nuestros gustos, intereses y deseos no hace otra cosa que alimentar el bucle. Todo a un click de distancia, al alcance de nuestras manos gracias a los smartphones. Evidentemente cuando hablamos de FoMO, estamos hablando de un generador muy potente de nerviosismo y ansiedad. Una preocupación por estar desconectados, que quizás nos aísle aún más. Miedo a perderse algo, que probablemente nos esté llevando a estar más solos. Pero no sólo eso, sino a estar más atentos a lo que hacen o tienen los demás que a nosotros mismos, nuestras obligaciones o nuestros hobbies y placeres.

Ese miedo también se debe a que si todo el mundo sabe lo que ha ocurrido y nosotros no, podemos caer en la desdicha de ser excluidos. Pertenecer a algo es básico en nuestra sociedad, más si cabe en los adolescentes. Funciona como una máquina perfecta en la que somos eslabones y engranaje de la misma. Y un factor que sobresale en este entramado es la comparación continua. Así que, no deberíamos sorprendernos por el poder de enganche de las redes. Están construidas para ello, pero alimentadas por todos nosotros.

Efectivamente existe gente que utiliza bien estos recursos, pero cada vez vemos más problemas entre los jóvenes. Debemos reflexionar al respecto y entender qué está ocurriendo. Es muy fácil culpar a los adolescentes sin más. Por supuesto que tienen su parte de responsabilidad, pero factores como el descrito anteriormente, FoMO, se han convertido en elementos a tener muy en cuenta.

Aprender a gestionar tales cuestiones es un paso imprescindible para el buen uso de las nuevas tecnologías.

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