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Cómo afecta la crisis económica a nuestra percepción de inseguridad y cómo puede aumentar síntomas psicosomáticos y depresivos.

Por todos es ya conocida la sensación de inseguridad que provoca una situación de crisis, sea cuál sea el ámbito dónde aparece ésta: personal, política, económica, etc. Es nuestra propia percepción de inseguridad la que provoca un aumento del estrés apareciendo o intensificando síntomas depresivos o psicosomáticos.

La crisis económica provoca la pérdida de recursos, restricción de medios y opciones, disminuye la calidad de vida y pérdida del estado socio económico. Esto unido a nuestras propias elucubraciones, nuestra percepción subjetiva de inseguridad, anticipación ansiosa y catastrófica del futuro genera ansiedad e insomnio; antecesores de síntomas psicosomáticos y depresivos.

Es importante tener en cuenta que el mayor factor de riesgo para nuestra salud emocional, no es tanto la pérdida real de recursos, apoyos o estatus socio económico,  sino nuestra propia percepción de disminución de seguridad y apoyo. La sensación de caos, de no disponer de apoyos externos que puedan respaldarnos, la sensación de desamparo y de no disponer de posibilidades de controlar la situación, nos provoca desasosiego, que mantenido en el tiempo genera ansiedad y bajo estado de ánimo.

A lo largo del S. XX las crisis económicas se han asociado con repercusiones en las salud mental individual y colectiva, aumentando enfermedades psicosomáticas, depresivas y cardiovasculares.

La Gran Depresión de EEUU de 1929, crisis bancaria del 77, la crisis del `corralito´ en  Argentina, han servido de ejemplo de cómo estos síntomas depresivos y psicosomáticos aumentaban en la población.

Ante estas situaciones político económicas, las personas nos encontramos más deprimidas, con más molestias físicas y dormimos peor.

La crisis económica nos obsesiona, provocándonos pensamientos distorsionados y negativos, estamos más susceptibles, dedicamos menos tiempo al ocio, mantenemos menos relaciones sexuales y nuestras relaciones de pareja empeoran.

Mi recomendación directa, para mantener nuestra estabilidad emocional es estar atentos a esos pensamientos negativos que nos asustan y acongojan y luchar contra ellos con altas dosis de realismo, nada es blanco o negro, siempre existen los grises.

Si en algún momento aparecen síntomas de ansiedad, insomnio o los pensamientos negativos no desaparecen, pedir ayuda profesional.

Este tipo de síntomas desaparecen con más facilidad cuanto antes se atajen, ya que si se alarga en el tiempo la intervención se enquistan produciendo la entrada en un bucle negativo del que es más complicado salir, o provocando sintomatologías físicas más molestas.

MARÍA ARIAS IGLESIAS

MA PSICÓLOGOS

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