En ocasiones nos damos cuenta durante el transcurso de la relación que algo no va bien, que las cosas no funcionan, sin saber cuál es realmente el desencadenante. Algo no va como debería, pero el qué? Es probablemente una de las preguntas que llegamos a repetirnos.
Hoy vamos a comentar algunas pautas no para solucionar los problemas dentro de la relación, sino para evitar que surjan. Para que una relación sea sana, estable y no dependiente, lo que sigue deberían de ser algunas de la prioridades dentro de ella.
Tener claro que mi felicidad depende exclusivamente de mi y de nadie más, al igual que la de mi pareja depende de el/ella.
Consistiría básicamente en no hacer culpable a nuestra pareja de nuestra infelicidad, si no responsabilizarnos nosotros mismos de los cambios a llevar a cabo para conseguirla. Y de la misma manera no culpabilizarnos de la infelicidad del otro, si bien es cierto que podemos colaborar y apoyar, en ocasiones no está en nuestra mano que la alcancen.
No pretender cambiar al otro.
La clave de una relación sana es la aceptación y la tolerancia. Si no aprendemos a convivir con los defectos del otro, cómo vamos a pretender que el otro lo haga con los nuestros. A parte de que si intentamos cambiar a nuestra pareja lo que probablemente consigamos sea discutir con frecuencia.
Hablar de nuestros sentimientos, tener una comunicación funcional.
A lo largo de la relación experimentamos un sinfín de emociones, relacionadas con nuestra pareja en ocasiones y en otras son situaciones del entorno, si no hablamos de como nos sentimos nuestra pareja no entenderá que nos ocurre. Hay que ponerle nombre al sentimiento y expresarlo para que nos ayuden en ese malestar. Y cuando algo nos disgusta del otro no hay nada mejor que empezar por expresar cómo nos hace sentir, antes que caer en acusaciones y reproches que dificultarán la comunicación y el cambio.
Buscar el equilibrio.
La relación ha de estar equilibrada sin que ninguno de los integrantes monopolice la toma de decisiones, que siempre ha de ser conjunta y consensuada. Y de la misma manera repartir las responsabilidades sin que ninguno sufra sobrecarga.
Cultivarnos a nosotros mismos.
Dedicarnos tiempo independiente al que pasamos en pareja, tener aficiones y ocio que no conlleve siempre estar juntos.
Esto no quiere decir que descuidemos a la pareja, sino más bien que tomemos tiempo de calidad individual para luego de igual manera disfrutar de tiempo de calidad en pareja.
Si lo hacemos todo juntos terminaremos por aburrirnos y sin tema de conversación, y si no cuidamos de nosotros mismos poco podremos cuidar del otro.
Los conflictos se resuelven enfrentándolos.
Nada de correr tupidos velos, que oscurezcan la relación. Ni de aguantar por el otro.Si algo no nos gusta, lo mejor es hablarlo y buscar juntos soluciones para el cambio, sea cuál sea el problema.
“Amar no es solamente querer, es sobretodo comprender”
François Sagan
María Arias
NºColegiada: O-02117
MA Psicólogos, expertos en terapia de pareja. Servicios de psicología y psiquiatría en Oviedo (Asturias).